Incienso Budista Buddha Sakyamuni
search
  • Incienso Budista Buddha Sakyamuni

Incienso Buddha Sakyamuni 16 barras

2,44 €
Impuestos incluidos

La fragancia de la Espiritualidad.

Cantidad
En stock

Pagos 100% seguros

 

Nombre del Producto : Incienso Budista Buddha Sakyamuni.

Familia Olfativa : Oriental.

Componentes : Cedro, Gálbano, Cardamomo, Menta, Sándalo, Abelmosco, Almizcle, Ámbar gris.

Uso Esotérico : Guía espiritual.

 

Historias, Mitos y Leyendas :

El Buda nació en Kapilavstu al Sur del Nepal en el año 563 a. C., al nacer se le impuso el nombre de Sidarta. Murió en el año 483 a. C. Pertenecía al clan de los Shakya, rama de una casta, los Kshatriya, que gobernaba una pequeña confederación de tribus.

 

Según la tradición, estaba predestinado a ser un emperador o un gran maestro. Su padre, Shudhodana, decidió que su hijo le sucediera en el cargo, y le privó de la visión de la miseria terrenal. Creció en un ambiente lujoso y disfrutaba de excelente salud y su inteligencia fue privilegiada.

 

Según las costumbres de su entorno, se casó a los 16 años con su prima Yashodhara, de la cual nació su hijo Rahula. Dice la tradición que obtuvo a su esposa después de un combate en el que derrotó a todos sus adversarios. Tenía además tres concubinas, pero su espíritu reflexivo le llevó a no contentarse con la vida que llevaba.

 

Parece que su primera crisis existencial coincide con el nacimiento de su primer hijo. A pesar de los esfuerzos de su padre para ocultarle la realidad, Buda descubrió durante un paseo, los cuatro símbolos que determinarían su vida: "un viejo decrépito, un enfermo, un cadáver y un monje errante". La leyenda dice que son cuatro dioses disfrazados.

 

Cuando tenía 29 años, llegó a la conclusión de que, si existe la reencarnación tras la muerte, el sufrimiento es eterno. Su misión estaba clara, debía ayudar al hombre a alejarse del sufrimiento. Decidió abandonar el lujo que le rodeaba, escapando una noche a caballo. Su vida cambió totalmente a partir de entonces. Abandonó sus hermosas vestiduras, se rapó la cabeza y se vistió ascéticamente. Se estableció en un bosque y allí aprendió las técnicas de la meditación y el autodominio.

 

Seis años de dura mortificación estuvieron a punto de acabar con su vida. Desechó ese camino y reemprendió la meditación a la sombra de una higuera, por espacio de 49 días. Durante ese tiempo intentó hallar respuesta al interrogante del sufrimiento. Pero antes tuvo que resistir los embates de la deidad infernal Mara (la mente) que le atacó desatando huracanes y terremotos, en medio de los cuales danzaban sus tres hijas: el deseo, el placer y la pasión. Pero Buda no se movió hasta que alcanzó la Iluminación.

 

 

Los Budista recurren a cantos, mantras y a la quema de sahumerios para la oraciones y meditaciones diarias. Una de las ceremonias budistas, que da fe de la importancia de los sahumerios en esta religión, es la Ceremonia de Arrepentimiento de la Gran Compasión, en que se hace una plegaria para la ofrenda del incienso :

 

El incienso arde en el incensario, se propaga su fragancia en el reino del Dharma.

La asamblea de todos los Budas, extensa como el mar, lo percibe a lo lejos.

Las nubes que se forman son auspiciosas,  mientras nosotros pedimos

con corazones sinceros y honestos, que todos los Budas se manifiesten.

 

Siddhartha Gautama, Buda, hijo del soberano de un pequeño reino, nació en el año 563 a.C. en Kapilavastu, cerca de la actual frontera entre Índia y Nepal. Según cuenta la leyenda,  los sabios de la zona creyeron ver en él, al nacer,  las señas de que llegaría a ser un gran hombre. A la edad de 29 años, tomó conciencia de lo vacía que había sido su vida hasta entonces y decidió cambiar, y renunció a todos sus bienes materiales, para buscar la paz interior.

 

Aquí tenemos una ofrenda a Buda relacionada con el incienso:

Para reverenciar al Buda le ofrecemos flores:

Flores hoy lozanas, que abren sus pétalos dulcemente,

Flores que mañana estarán secas y marchitas.

Nuestro cuerpo, como las flores, también perecerá.

Para reverenciar al Buda, le ofrecemos velas:

A él que es la luz, le ofrecemos luz.

De su grandiosa lámpara encendemos otra en nuestro interior:

La lámpara Bodhi que brillará en nuestro corazón.

Para reverenciar al Buda, le ofrecemos incienso:

Incienso cuya fragancia impregna el ambiente.

La fragancia de la vida perfecta, más dulce que el incienso,

se extiende por el mundo en todas direcciones.

 

Características Técnicas :

La combustión de una barra de Incienso FLAIRES dura unos 60 minutos aproximadamente, y su rendimiento olfativo es de 50 - 60 m2. El aroma permanece en el aire unas 24 horas, dependiendo de las condiciones climáticas de la estancia.

El incienso está compuesto por gomorresina natural inodora, polvo de maderas nobles inodoras, médula de bambú, aceites esenciales, esencias y alcohol.


No contiene fósforo ni alcohol propílico.


¿ Por qué usamos gomorresina natural con polvo de madera y no carbón con fósforo?

Porque la gomorresina natural y el polvo de madera son orgánicos, inodoros y totalmente inocuos para la salud. Además, estos ingredientes permiten una absorción de aceites esenciales tres veces mayor que los inciensos elaborados con carbón (Charcoal), asegurando un nivel de aromatización muy sólido. La mezcla de los inciensos FLAIRES es igual a la usada para la elaboración de los inciensos japoneses de lujo, con la diferencia de que los inciensos FLAIRES incorporan una médula de bambú para que la varilla tenga mayor resistencia. En cambio, los inciensos japoneses de lujo pulverizan el bambú y lo añaden a la pasta de incienso. Esta pasta la procesan por una máquina extrusionadora haciendo fideos de incenso (parecido a una máquina para hacer espaguetis). El resultado es que la varilla de FLAIRES es más resistente con el sistema de la médula de bambú.

Los inciensos elaborados con Carbón (Charcoal) absorben poco aceite esencial y necesitan fósforo añadido para mejorar la ignición. Las esencias aromáticas de síntesis química que se utilizan para su elaboración suelen ser de baja calidad y contienen alcohol propílico. El resultado es un incienso que quema muy rápido, deja trazas de olor a carbón y fósforo quemado que suelen ser desagradables al olfato, e incluso, perjudiciales para la salud con el uso regular y constante. Además, el aroma no permanece en el tiempo porque la absorción y la calidad de la mezcla aromática es baja.

Los últimos estudios de laboratorios indican que el uso del alcohol propílico puede actuar como irritante para ojos, mucosas y vías respiratorias y, en un alto porcentaje, puede resultar, incluso, narcotizante.

"Los estudios en seres humanos y en animales han demostrado que si la piel, los ojos se exponen repetidamente y/o hay ingestión repetida, usted puede sufrir irritación."

"El glicol de propileno pueden entrar en la corriente sanguínea si usted respira aire que contiene aerosoles o vapores de estos compuestos."


Fuente : Agency for Toxic Substances and Disease Registry

http://www.atsdr.cdc.gov/es/phs/es_phs96.html

 

3890185